Procedente de bosques con certificación FSC®, la madera Kebony® está diseñada para soportar las condiciones más duras. Su intenso color marrón y su veta oscura están diseñados para impresionar, mientras que su durabilidad similar a la de la madera dura y una garantía de 30 años contra la putrefacción y el deterioro proporcionan una tranquilidad suprema. Tanto si mantiene el color original como si deja que Kebony envejezca de forma natural, tu proyecto te sorprenderá durante muchos años.
Se trata de una madera semidura, de 680 kg/m3 de densidad, y con una variación dimensional máxima del 4% que le otorga una gran estabilidad y la convierte en una madera ideal para su uso en tarimas tanto de interior como de exterior.
Desarrollado en Noruega, Kebony es un proceso patentado respetuoso con el medio ambiente que mejora las propiedades de la madera blanda sostenible con un líquido de base biológica. El proceso modifica permanentemente las paredes celulares de la madera, confiriendo a Kebony características de madera dura de primera calidad y un intenso color marrón en dos pasos básicos.
Kebony utiliza un proceso de modificación patentado y propio llamado furfurilación. La furfurilación utiliza un líquido de base biológica llamado alcohol furfurílico derivado de residuos de plantas agrícolas. El alcohol furfurílico se inyecta en las células de la albura y, cuando se combina con calor, se adhieren permanentemente, lo que hace que la madera de coníferas se transforme y adquiera las características de una madera dura. Aunque se utilizan productos químicos. Kebony tiene una garantía de 30 años.
Tras la modificación, las paredes celulares de la madera son un 50% más gruesas gracias a los polímeros estables y bloqueados. Esta modificación permanente de las paredes celulares de la madera confiere al producto final una estabilidad excepcional, la máxima dureza y una larga vida útil garantizada. La madera resultante también proporciona un alto nivel de seguridad, ya que ni se astilla ni contiene productos químicos, además de mantenerse más fresca en verano y caliente en invierno.
Como el resto de maderas modificadas térmicamente se eliminan los azúcares de la madera -que son una fuente de alimento para los insectos- y la humedad para obtener un producto más estable que la especie original.